“El cambio se produce cuando la
persona se convierte en lo que es, y no cuando trata de convertirse
en lo que no es”, escribió el psiquiatra Arnold Beisser en lo que
se conoce como su “Teoría paradójica del cambio”. La paradoja
consiste en que cuanto más trata uno de ser lo que no es -el
impulsivo quiere ser reflexivo, el tímido desea convertirse en
extrovertido, el iracundo lucha por transformarse en una persona
tranquila-, más permanece igual. Es al abandonar la lucha por ser
otra cosa cuando, justamente, y paradojicamente, se produce el
cambio: el impulsivo va pensando un poco más antes de actuar, el
introvertido se va abriendo paulatinamente en su relaciones y el
iracundo va mostrándose con más tranquilidad cuando algo le
perturba. Solo la empatía y el respeto por nosotros mismos nos
permiten ir dando alcance progresivamente a nuestros objetivos de
cambio.
Sergio Huguet (Psicólogo y
psicoterapeuta gestáltico)