Y es que al no luchar contra la
incertidumbre se pueden percibir mejor sus tesoros escondidos, como
la libertad para experimentar y crear algo nuevo. La seguridad
proporciona ciertamente comodidad, pero no lleva tanto aprendizaje,
puede adolecer de intensidad y generar aburrimiento. En contraste, la
incertidumbre puede suministrar un suelo muy fértil donde el alma
crezca y evolucione.
A veces la vida plantea retos que traen
lecciones ocultas que se saborean mucho después. Ayuda preguntase:
¿Qué puede aprender de este momento? ¿Qué he ganado que no sé
apreciar? ¿Qué se está abriendo ante mí que todavía no sé ver?
Por la vulnerabilidad que despierta,
invita a una nueva forma de conexión con uno mismo y con la vida.
Una conexión más auténtica y en consonancia con lo que se es, más
allá de etiquetas y apariencias,que invita a la humildad. Desde este
nuevo lugar, las relaciones con los demás se transforman. Se
descubren nuevos recursos dentro de uno mismo. La infelicidad no es
imprescindible,pero puede propiciar un renacimiento. El caos es una
buena nueva si se aprende a contemplarlo con menos miedo y más
curiosidad. La curiosidad del héroe que se aventura en mares
desconocidos para descubrir nuevas tierras dentro y fuera de sí
mismo.
Silva Díez