Todos tenemos nuestros propósitos pero no sirven de nada si se quedan en una lista. De hecho, aquello que queremos hacer antes de morir deberíamos realizarlo hoy, pues nadie sabe cuándo termina nuestra andadura en la tierra. Trasladar al futuro la vida que desearíamos es aceptar que el presente sea gris y poco motivador.
Sin duda, hay planes que necesitan su tiempo para ser completados, pero podemos empezar cada día a saborear el sueño.
La felicidad no debería ser procrastinada. Quizás el secreto sea no hacer grandes proyectos para extraer todo su jugo a este día. Entonces comprenderemos lo más importante que hay que hacer antes de morir: ¡vivir!
Francesc Miralles