Abandonar las prisas intensifica la
vivencia de los días.
Tener presente el tiempo está en la
naturaleza humana, como en la de animales y plantas. Ayuda a
organizarse y prever acontecimientos. Sin embargo, cuando más hemos
querido controlarlo y optimizarlo con la ayuda de aparatos, más nos
hemos dejado arrastrar por las prisas y desconectado del único
tiempo tangible: ese que transcurre ahora mismo y que no hay reloj en
el mundo, por preciso que sea, capaz de apresar.
Las vacaciones son la ocasión ideal
para recordar lo bien que sienta dejar el reloj a un lado y bajar el
ritmo.
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Mayra Paterson