Igual que hay quienes no ven bien de cerca y solo enfocan lo que tienen lejos, es común pensar que “la vida está en otra parte”. Pero si no gozamos de lo que ya tenemos, tampoco sabremos hacerlo con el futuro.
Francesc Miralles
Nos pasamos por la vida sin mirar, y cuando miramos, lo hacemos siempre hacia el mismo sitio. Centramos nuestra atención en las mismas cosas. Siempre metidos en nuestra rutina cotidiana. Y mientras tanto nos perdemos todo lo demas... Hay veces que los árboles no te dejan ver el bosque, pero si lo encuentras, solo tienes que elegir cuál camino escoger, su nombre, DESTINO.
Francesc Miralles
Los cínicos griegos ya abogaban por la vida simple para alcanzar la felicidad en el siglo IV a.C. Estaban convencidos de que poseemos ya todo lo necesario para realizarnos. De lo que se trata, por tanto, es de no complicarnos la vida. Según pensadores como Diógenes, la persona con menos necesidades es la más libre y feliz.
Como si fuera por arte de magia, o por encantamiento, cada vez que cantamos ponemos en marcha una sinfonía de beneficios que, sobre todo, provoca que nos sintamos mejor con nosotros, con los demás y con el mundo. Cantar, por el simple hecho de hacerlo, encantará positivamente nuestra existencia.
Un antiguo proverbio chino nos revela que un pájaro no canta porque tenga una respuesta, sino porque tiene una canción. Es decir, no hay un propósito concreto. Es porque sí. Lo hace como una celebración.Y es curioso que en la etimología de cantar encontremos el significado de “celebrar”. ¿Acaso no celebramos cantando? Cuando cantamos, estamos celebrando una manera de estar en el mundo, de relacionarnos con los demás y, sobre todo, con uno mismo. Cantar nos da alas, altura y perspectiva. De no ser así, seguro que los pájaros no cantarían ni darían voz a los árboles. Pero hay más. Tan cerca están cantar y encantar que parece mentira que obviemos la magia que hay dentro de cada canción que entonamos. Una magia que desde hace ya algún tiempo la ciencia (la única magia que somos capaces de creer) dice que, efectivamente, esta actividad produce un torrente de beneficios en nuestro organismo muy superiores a la calidad o no de nuestra voz.
GABRIEL GARCÍA DE ORO
¿Quién eres tú? Para descubrirlo puede ayudarnos, justamente, un proverbio hindú que reza: “Solo posees aquello que no puedes perder en un naufragio”. ¿Y qué es es lo que no puedes perder en un naufragio?
Esa es otra pregunta que debe responder cada cual, pero puede incluir el propósito o misión personal, el amor a los demás, el hambre de vida. Todo ello habla de quienes somos, ya que nuestra forma de vivir es un espejo de nuestra esencia como seres humanos. Nadie, excepto tú, puede darte la felicidad ni el sentimiento de realización al que aspiras. Y, al ser una luz para ti mismo, lo serás también para los demás.(En la medida en que respetes tus deseos y tus prioridades, serás una inspiración para que los demás halle su camino. Quien no vive su propia vida tiende a invadir la ajena con sus frustraciones y prejuicios.)
Francesc Miralles
El ajetreo diario y otras distracciones pueden llevar a vivir como si la vida pudiera esperar, sin atender a lo que realmente importa.
Francesc Miralles (escritor)
Imagina que este es tu último día en la Tierra. Mañana partirás hacia un planeta lejano del que es imposible regresar. ¿Qué cosas harías por última vez? ¿Con quién tendrías una honda conversación? ¡Cuál sería tu último placer? ¿De qué estarías agradecido? ¿Qué echarías de menos por encima de todo?.
La respuesta a estas preguntas es todo lo que necesitas para un presente memorable. Todos somos como ese cosmonauta a punto de partir. Cada momento que dejamos atrás es un mundo al que jamás volveremos. De nosotros depende extraer todo su jugo o convertir la vida en una sala de espera. ¿Cómo querrás recordar el día de hoy?Francesc Miralles
Vivimos en la superficie de nuestros sentimientos, pensamientos y emociones, normalmente, sin ser conscientes de las profundidades de nuestro ser.
Para volvernos conscientes del ser interior es necesario separarnos de los movimientos de superficie y convertirnos en un observador imparcial, un testigo, que mira todo lo que sucede como un espectador, sin ningún interés activo o preferencia, sin deleite ni repugnancia. Si nos hacemos conscientes de nuestro ser interior en los distintos planos y acciones de nuestra personalidad, nuestra conciencia empezará a ser el instrumento de nuestra alma en vez de quedarse principalmente en el ámbito del cuerpo físico, mente y emociones.
Aloka Martí y Joan Sala