Desarrollando una idea que ya
mencionaba san Agustín, el poeta filósofo Joan Marargall(186-1911)
destilaba la esencia de la vida con estas palabras: “Amar, esto es
la vida. Amar hasta el punto de poder darse por lo amado. Poder
olvidarse a sí mismo, esto es ser uno mismo; poder morir por algo,
esto es vivir... Ama, y haz lo que quieras. Amar es pues la causa, la
seña y la justificación de la vida... Ama tu oficio, tu vocación,
tu estrella, aquello para que sirves, aquello en que realmente eres
uno entre los hombres. Esfuérzate en tu quehacer como sí de cada
detalle que piensas, de cada palabra que dices, de cada pieza que
compones, de cada golpe de tu martillo, dependiera la salvación de
la humanidad. Porque depende, créeme”.