Uno de los grandes obstáculos que en
el mundo actual impiden disfrutar de las cosas más simples es que se
ha cimentado la felicidad en el “tener” en lugar de en el “ser”.
Creemos necesitar mucho más de lo que realmente se precisa. Nuestra
cultura asocia el éxito a un estatus, a unos logros materiales y a
un reconocimiento que llevan fácilmente a la comparación y al
sufrimiento. Si se tienen familiares, amigos o vecinos que han
logrado esto o lo otro, se persigue algo parecido.
Y, si no se logra. Llega la
frustración.
Esto explica que, a pesar de que nunca
antes en la historia habíamos atesorado tanta riqueza material,
tampoco habíamos llegado a grados tan altos de insatisfacción
personal. Los niveles de ansiedad y estrés que se dan en la sociedad
de hoy evidencia que algo falla en nuestro intento de ser felices.
Todo apunta a que buscamos la felicidad en el lugar equivocado.
Mercedes de la rosa (profesora de yoga).