Una valoración positiva construida
desde el concepto que tenemos de nosotros y que nos lleva a actuar
con confianza. Eso es la autoestima.
Proponerse metas imposibles u obviar la perseverancia sustituyéndola
por una especie de “fe en que podemos”. Ademas es aceptarse
incondicionalmente, afrontar las limitaciones y disfrutar de lo
conseguido. Consiste en descubrir las cualidades positivas y aceptar
los defectos, sentirse seguros con los demás y apreciar la
existencia de personas que nos quieren y valoran.
Una buena autoestima nos lleva a actuar
individual y correlativamente, disfrutando de nuestra actitud
positiva, pero siendo capaces de tolerar la frustración si no
conseguimos los resultados deseados. Es más feliz y tiene más éxito
personal y social el que cree en sus capacidades, incluso aunque
tenga menos habilidades que el que afronta las situaciones sin fe en
sí mismo. Implica buscar logros poniendo los recurso necesarios,
formándonos y esforzándonos sin dejar de querernos cuando no
alcanzamos el objetivo. Pues fracasar también es una experiencia
necesaria para conocer las limitaciones o para aprender a levantarse
de nuevo.
José Ángel Paniego y Beatriz Gómez