domingo, 11 de diciembre de 2011

DARSE A LOS DEMÁS

La capacidad de entrega incondicional a una causa mayor que uno mismo, la compasión por el sufrimiento ajeno, dar sin esperar nada a cambio... son lecciones vitales que se desprenden de la labor humanitaria de esta monja que fue reconocida con el Nobel de la Paz.
La Madre Teresa de Calcuta es un modelo por su capacidad de dar, de vincularse con todo tipo de dolor y de ayudar a otros a soportarlo. Ella nos da esperanza, nos ilumina ante la posibilidad de volvernos seres más sólidos y absolutamente entregados a la intensidad de la vida. Nos ayuda a tener confianza en nuestra capacidad de amar. Ella nos habla del amor compasivo y es un modelo de entrega total. Quizás, en este punto, deberíamos considar lo que se entiende por amor compasivo, que nada tiene que ver con el hecho de sentir pena sin más. La compasión es algo distinto, es padecer con el otro, es estar al lado de la persona que surge, junto a ella. No es sentirse superior, o mirarlo desde fuera y sentir tristeza. Es algo mucho más profundo; es sentir lo que siente el otro, saber que el dolor que experimenta la otra persona es también el propio dolor. Como ella misma expresó: "La compasión es como el vuelo del alma hacia el prójimo".
Nuestra sociedad occidental vive de espaldas al sufrimiento, insiste en hacernos creer que el camino correcto es evitar el dolor, negarlo, no sentirlo. Y nos ofrece un buen número de técnicas para vivir distrídos: la televisión (no como medio en sí sino en la forma de programas que no están dirigidos a que la gente entienda, se cultive y se conecte sino a que se distraiga y no sienta o piense en el dolor humano), los centros comerciales, la publicidad y la cultura de consumo en general.
El psicólogo y psicoteraperuta estadounidense Hohn Welwood, dice que "si queremos permanecer abiertos a la vida y no sucumbir a la depresíon o al cinismo, debemos aprender a vivir con el corazón roto, aunque lo que realmente se rompe es el caparazón que lo rodea. El amor comienza cuando aceptamos nuestas heridas y nos enamoramos de la cicatriz. Entonces podemos acariciar la herida del otro.
La madre Teresa nos enseña a aceptar que el dolor es parte del ser humano. Todos nosotros tenemos dolores profundos y atravesar esta vida significa aprender a convivir en el sufrimiento.
Cuando no huimos de nuestas emociones más difíciles, sino que convivimos con ellas, nos convertimos en personas más sensibles, más humanas y abiertas a la capacidad de amar.
Silvia Salinas, psicóloga gestáltica y escritora. Es autora con Ana Guillot y Rossana Spinzo, de "La lección de las diosas", que recoge las enseñanzas de mujeres que han hecho historia.