jueves, 15 de diciembre de 2011

AMAR SIN ENGAÑARSE

Enamorarse es creer que el otro es un ser sin fisuras que llenará nuestro vacío. Para mantener esta ilusión, solemos negar lo que nos disgusta de nuestra pareja, de nosotros mismos o del carácter de la relación. También, para sentir menos dolor cuando la relación termina, negamos todo lo que depositamos en ella. Amar con fortaleza no significa pasar por encima de todo lo que nos duele sino saber confrontarlo y llenar la distancia entre el ideal y la realidad.
Ante la ruptura de una pareja pueden suceder dos cosas distintas. Por una parte, reconocer el dolor, actitud que exige un esfuerzo de reflexión y de rescate de cada uno de los afectos depositados en los recuerdos que nos vinculan a la persona que abandonamos -o que nos abandona-. Este paso es indispensable para recuperarnos a nosotros mismos,  lleva un tiempo que no puede ni suprimirse ni acelerarse. Esta manera de encarar la separación requiere, además, fortaleza psicológica y una relativa capacidad de tolerar la soledad para encontrar en ella una ocasión de enriquecimiento personal.
Pero hay una segunda salida no tan saludable, aunque pueda parecer más práctica: negar la importancia del vínculo, endurecerse, no sentir pena, arrinconar los recuerdos para que no duelan y, sobre todo, dirigirse rápidamente a un nuevo amor que suplante el vació dejado por nuestra pareja, precisamente para no encontrarnos con él. Hay personas que actúan así y que, aparentemente, son más felices y admiradas por los demás, que consideran esta conducta un signo de fortaleza. Pero, en realidad, estas personas no soportan ese vació imposible de llenar en cada uno de nosotros y se aferran a un amor ideal del que esperarán que les resuelva todas las insatifacciones inevitalbles que la vida nos depara.
Recordemos, para acabar, este fragmento de una canción de Joan Manuel Serrat. "Ay mi amor, que me desvela la verdad, entre tú y yo la soledad y un manojillo de escarcha". Cuando se acaba la ilusión, no obstante, puede haber algunos matices que nos eviten sentir la frialdad de la escarcha.
Claudia Truzzoli (psicóloga y psicoanalista)