lunes, 10 de octubre de 2011

SACAR PARTIDO AL ABURRIMIENTO

La necesidad de llenar cada minuto de nuestra vida es un signo de los tiempos. No soportamos aburrirnos, pero en esos momentos en que aparentemente no hacemos nada, podemos dedicarnos a tareas tan esenciales como la introspección y la creación. El aburrimiento no es sinónimo de tiempo perdido sino un espacio lleno de posibilidades.

Los momentos de aburrimiento son una buena ocasión para contactar con nuestra vida presente, para sentirno existir.
Se suele decir que el aburrimiento es el "dolor del tiempo", esa tristeza que emerge de nuestra cotidianidad cuando faltan las ocupaciones, los estímulos, los encuentros, las sorpresas, los cambios. El aburrimiento es un estado de ánimo de tonalidad negativa: nos sentimos mal en el instante presente, no porque sea horrible sino porque está vacío, porque nos deja solos con nosotros mismos. Y eso es algo a lo que no estamos acostumbrados.
Nuestra época ha perdido por completo el respeto y la escucha al aburrimiento: lo vive como un fracaso, una prueba de que no hemos planificado bien el empleo de nuestro tiempo, o de que no somos creativos, o de que estamos solos... Vivimos en una sociedad materialista, para lo bueno -es apasionante, cambiante, estimulante- y para lo malo -la profusión de estímulos nos lleva a menudo a una deconstrucción de nuestras capacidades mentales, por sobreestimulación,, dispersión y hurto de la atención-.
Nos vemos invadidos por la tentación del zapping, por el acceso a actividades que no conllevan la mínima implicación interior: la televisión, los videojuegos, la música en un flujo continuo...Estamos sometidos a continuas sustracciones de nuestra atención: publicidad por todas partes, interrupciones por e-mail, teléfono, sms... Hemos perdido totalmente la constumbre y la capacidad de pasar algunos momentos, de vez en cuando durante el día, en los que no hacemos nada. Nada más aparte se sentir y reflexionar...
Podemos utilizar los estados de ánimo de aburrimiento para ponernos del lado de la vida, y no del lado del "relleno" de la vida. El aburrimiento nos puede llevar a pensar que el presente es un peso, un obstáculo en la vida. Pero también puede ayudarnos a comprender que podemos vivir el presente, aquí y ahora, en lugar de huir de él queriendo hacer algo a toda costa o rellenando nuesto espíritu con información o distracción. Hagamos del aburrimiento una señal para volvernos hacia el instante presente, para que así, en ese momento, nuestro espíritu pueda descansar y respirar un poco.
Hallarse obligado a no hacer nada no debe vivirse, pues, como un fracaso o una frustración, sino como una ocasión para reflexionar y sentir.
Christophe André (medico psiquiatra)su último libro es Los estados de ánimo. El aprendezaje de la serenidad.