Consumimos para
calmar insatisfacciones. Para compensar malestares (en el trabajo en
casa…), para encubrir (consciente o inconscientemente) estados de
ánimos desagradables como el aburrimiento,,la frustración o el
desánimo; por necesidad de pertenencia a un grupo real o imaginario
o por anhelo de seguridad, estatus, aprobación social etc.
Las marcas lo
aprovechan para construir universos aspiracionales a los que nos
incita a pertenecer. Y aunque deberíamos consumir solo lo necesario,
la mayoría de las veces adquirimos bienes y servicios por razones
emocionales. Compulsivas, conducidos por la publicidad, el
marketing….
Solo vivimos una
vez. Lo que hace significativo este viaje que es la vida no es lo que
poseemos, sino cómo somos. Cada ser humano es mucho más especial
que cualquier objeto de consumo porque cada uno de nosotros es
completamente único e irrepetible.
Brenda Chávez
(periodista)
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