Es cierto que la vida no solo la
vivimos, también la pensamos. Con frecuencia escuchamos a personas
de 70 o de 80 años decir que, a pesar de que saben qué edad tienen,
por dentro siguen sintiéndose como aquellos jóvenes veinteañeros
que fueron. La vida no solo la vivimos, también la
pensamos. Y para darle un sentido importante, es necesario ser conscientes del
tramo de vida que transitamos, darnos cuenta de que en cada tramo las
energías cambian como también los proyectos, los deseos, los
objetivos, los valores. Hay un momento para “comernos” la vida y
otro para ir más ligero. Lo importante es caminar cada tramo siendo
honesto. Y sabiendo quién eres, apartando la cobardía que te impide
darle a la vida lo que tienes para darle. A veces es una cuestión de
aceptar los propios límites. Y eso suele costar mucho de asumir.
Jorge Garriga (terapeuta)