lunes, 3 de noviembre de 2014

CONTEMPLACIÓN

Estamos acostumbrados a la actividad constante, olvidando que la vida precisa también de la quietud. Hay día y noche, acción y reposo... Entre estos dos polos transcurre la existencia. Cultivar la contemplación significa buscar la serenidad, así como tender a una jerarquía de valores donde no prive lo estrictamente materialista. También significa querer mirar las cosas tal como son sin pensar para qué sirve o cómo pueden beneficiarnos. Dicho en pocas palabras: preferir el ”Ser” al “tener”.
La contemplación es el primer paso para adentrarse en los misterios del ser, pero también hacia una forma de vivir más humana. No significa no hacer nada (podemos estar quietos y angustiados) o tomarse las cosas a la ligera, sin comprometerse. Se trata de ser sinceros con la vida y alejar el miedo del corazón.
Podemos practicar la actitud contemplativa observando la naturaleza y sus desconocidas maravillas, el rostro de las personas, trabajando en lo nuestro pero con una actitud más abierta y relajada, apreciando un obra de arte... No desperdiciemos, en definitiva, las ocasiones que tenemos de mirar con amor lo que nos rodea.