jueves, 31 de octubre de 2013

SIN MIEDO A LA MUERTE

Todos hemos vivido o viviremos la experiencia de la muerte de los demás, y nos conmociona especialmente la de nuestros familiares y amigos.
El temor a la muerte es innato en el hombre. Desde que comprendió que los demás son otro yo y que todos pueden desaparecer, se despertó inmediatamente su angustia ante este fenómeno brutal e incomprensible contra el que está totalmente desprotegido.

La mejor estrategia que he elegido para no sentir la angustia de la muerte es aumentar la autoestima, el aprecio por mi vida y todo lo que comporta, como si su completa apreciación fuera un mecanismo que permite llegar a aceptar también la muerte.
Todo lo que sabemos nos enseña que vivir es una oportunidad, a menudo a pesar de la enfermedad y la minusvalía. Creyentes, agnósticos o ateos, lo esencial es la vida que elegimos. Esta puede ser plena y gozosa si respetamos a los demás, si somos altruistas, capaces de ayudar, de comprender y de remediar el sufrimiento de los demás. 

Creo que sobreviviré un tiempo más o menos largo si mi recuerdo, mi impronta, permanece en la mente de algunos. Debemos cultivar siempre la alegría de vivir, apreciar el momento presente, no lamentar el pasado, saber conservar la libertad interior.
En el torbellino de la vida, reservarse un tiempo para uno mismo, para la reflexión o la meditación, es indispensable.
Gilbert Lagrue. Su testimonio forma parte de "Los secretos de los psicólogos" editado por Christophe André