Cuidar los vínculos requiere equilibrar las emociones positivas y negativas, ser conscientes del oro y plomo que emitimos con nuestra actitud.
La energía no se crea ni se destruye: se trasforma. La relaciones, en cambio, se crean, se destruyen e inevitablemente nos trasforman.
Se crean si tenemos la firme determinación de querer crearlas, y si hacemos las cosas necesarias para que ello ocurra. Se destruyen, sin embargo, si no la cuidamos, si no las mantenemos vivas, y si con nuestro comportamiento las ponemos en peligro. Y las relaciones nos transforman inevitablemente, pues no vivimos aislados: crecemos todos como personas en relación con los demás.
La teoria de la Balanza Emocional explica que oro y plomo no pesan igual en la balanza: El plomo pesa mucho más, ya que un acto negativo tiene siempre un impacto mayor que uno positivo. Esto significa que, para tener una relación sana, deberíamos dar -y recibir- muchos más halagos que críticas. Sin embargo, la realidad que vivimos a diario es la contraria, ya que solemos ser muy explícitos en la crítica y, en cambio, omitimos muchos halagos. Está en nuestras manos cambiar esta peligrosa dinámica. Para ello basta con que lo hagamos al revés: que seamos explícitos con los halagos y cuidadosos con la crítica. Y que en nuestro día a día no desaprovechemos ninguna circunstancia para aportar, en todas y cada una de nuestras relaciones, un poco de oro a la balanza.
"La quimica de las relaciones" un libro sobre cómo determinar el estado emocional de las relaciones para preservarlas (escrito por Ferran Ramon-Cortés)