LAS MADRES SON HADAS
Las
madres son hadas, son ángeles, son diosas, son creadoras… Hacen
desaparecer nuestros miedos con sus grandes alas blancas, borran
nuestras lágrimas con su sonrisa y cuando estamos perdidos en la
oscuridad emiten una luz radiante y fuerte que nos hace ver el camino
con mayor nitidez, permitiéndonos seguir sin tropezar. La conexión que
las madres crean con sus hijos empieza desde el momento en que nos
encontramos en su vientre y nunca termina. Es mágica, no contiene
palabras ni frases; es única, es especial. Esa es la misteriosa razón
por la cual siempre recibimos de ellas exactamente lo que necesitamos,
cuando lo necesitamos y de esa misma forma nos acercamos a ellas cuando
las vemos llorar en secreto. Por esa mágica conexión nunca estamos solos
en la vida, la llevamos con nosotros desde el momento que empezamos a
vivir hasta el más allá.
Estas
mujeres magníficas tienen ojos que ven más allá del presente y utilizan
sus visiones para impedirnos el dolor, pero a veces nuestra terquedad
es aún más fuerte; luego cuando regresamos desilusionados nunca
escuchamos de sus labios: te lo dije, si no, todo va a estar bien. ¡Y
gracias a ellas así es!
Podemos
hacer muchas cosas sin ellas, pero nunca es igual; siempre necesitamos
sus palabras sabias, sus abrazos mágicos, sus sonrisas radiantes y su
terquedad de madre.
Son
tan fuertes que cuando ya no están en la tierra para hacer su papel de
madre se transforman en hadas para darnos su amor por medio de hermosas
rosas, para darnos sus palabras por medio de los susurros del viento,
para abrazarnos por medio del vuelo de las mariposas y para darnos sus
sonrisas a través del arco iris.