Carl G. Jung dijo en una ocasión que
nos pasamos la primera parte de la vida intentando agradar a los
demás y la segunda intentando agradarnos a nosotros mismos. La
afirmación de ese psiquiatra y psicólogo suizo encierra mucha
fuerza puesto que pocas cosas causan tanto sufrimiento como desear
ser aquello que no somos. Algunas personas sienten rabia al darse
cuenta de cómo generan su propio malestar con algo tan sencillo como
no estar bien en su propia piel. Querer a toda costa ser como otra
persona para sentirse querido tal vez sea la más terrible de las
soluciones.
En esta época de teléfonos móviles
se dice que existen dos tipos de personas: iPhone y las personas
Samsung. Nada es más doloroso que siendo un iPhone, querer ser un
Samsung o al revés. El quid de la cuestión radica en ser capaces de
vivir nuestra propia vida más allá de las modas o las convenciones.
Se trata de un gran reto. Ser uno mismo para disfrutar de la vida es
cuestión que requiere valor, porque el héroe es el que descubre su
mundo y se entrega a él con corazón.
Victor Amat (psicólogo)