Encontrar momentos de
silencio interior no depende del lugar donde nos encontremos, sino de
entrenar nuestra capacidad de atención plena.
Quien más quien menos ha
logrado instantes de paz mental en la naturaleza, con el sonido del
mar, de los pájaros. Quizá algunos de esos momentos han sido
meditativos: la mente concentrada en una sola cosa. Lo aparentemente
difícil es integrarlos en el día día, y en la gran ciudad.
Cuando empezamos a
meditar, partimos de la idea de que vamos a buscar un estado de
tranquilidad, de bienestar, consideramos que para alcanzarlo tenemos
que encontrarnos en un medio acorde, como el silencio. Pero en la
ciudad podemos enfocarlo de otro modo, sustituyendo la frase "Voy
a buscar un estado de tranquilidad" por "Voy a abrirme a lo
que hay. A lo que, sencillamente, es".
Todo está hecho de la
misma realidad. Lo que pretendemos con la meditación es pasar del
mundo mental al de la experiencia. Lo podemos lograr en cualquier
circunstancia. El mundo mental etiqueta
conceptos("ruido","coche","taladro","trafico"),
pero logramos meditar cuando nos olvidamos de ellos.
Gaspar Hernández