domingo, 15 de febrero de 2015

SIMPLICIDAD VOLUNTARIA

Acumular objetos que no necesitamos o mantener relaciones que no nos llenan solo conduce a una cosa: el vacío existencial.
Vivimos en una sociedad consumista dominada por el materialismo y el supuesto progreso tecnológico que concede excesiva importancia a lo exterior, a la apariencia , frente a lo interior, lo profundo. Nos preocupa más tener que ser. Y ese olvido de las raíces, de nuestra conexión sagrada con lo que nos rodea, ha creado un vacío que tratamos de llenar con una multitud de objetos en su mayor parte inútiles que nos mantienen alejados de nuestra verdadera esencia humana.
Por eso se trata de reflexionar con calma y sin ataduras sobre lo que queremos y no queremos: revisar motivaciones, lazos emocionales con las personas, con los objetos y con los rituales diarios; comprobar si son impuestos por la costumbre, por el qué dirán, por automatismos... o si realmente los saboreamos, si son rituales que nos hacen crecer interiormente, relaciones verdaderas con nuestro entorno.
Una vez hemos identificado esas prioridades, la pregunta es: ¿Qué aspectos de nuestras vidas están conectados con esa lista? Es muy probable que muy pocas o ninguna de las actividades que hacemos a diario, y a las que dedicamos grandes dosis de tiempo y esfuerzo, estén relacionadas con aquello que realmente nos interesa, nos mueve o nos emociona.
Hace falta determinación y un poco de organización pero también ir con cuidado para no quedar atrapados en una rigidez que nos esclavice más de lo que ya estábamos.
Jesús García Blanca.