miércoles, 11 de diciembre de 2013

EL MENSAJE DE LAS AVES


Gozar con la presencia de los pájaros suele requerir una mezcla de calma y atención. Observarlos es una fuente de inspiración a múltiples niveles.

La vida urbana a menudo induce a perder la conexión con el mundo que nos rodea, con las estaciones o los sutiles detalles que proporciona la naturaleza: los mensajes de la vida.
Contemplar las aves nos saca del ensimismamiento, da alas a nuestro corazón y trae un soplo de aire fresco a nuestra vida. Par eso no es preciso ser ornitólogo, tampoco conocer el nombre de ese pájaro que nos conmueve con su delicada presencia o su alegre canto. Basta con ser capaces de mirar y sentir.

La sensación es conocida y hasta familiar, pero no por ello menos evocadora y fascinante: ver volar a un ave, seguirla con la mirada y observar cómo se aleja más allá del alcance de la vista, con un aleteo pausado, hasta desaparecer para siempre de la mirada y posiblemente de nuestra vida. Esta situación puede colmarnos de un sencillo bienestar. Y no es raro que quien observa las aves entre el asombro y la admiración , lo haga con un sentimiento de dicha, pero también de profunda introspección.
La aves son un símbolo de la sabiduría. Como ellas, tal vez podemos ascender a un nivel en lo que trascender lo mundano y obtener una visión inefable de nuestra existencia, por ejemplo a través del vuelo, de la relajación o la meditación.