miércoles, 27 de junio de 2012

MOSTRARSE SIN TEMOR

Solemos pensar que es mejor no mostrarnos vulnerables, ocultar las emociones en público, y olvidamos que expresarlas nos acerca al otro, fomenta la sociabilidad y nuesto bienestar.
Apreciar la vulnerabilidad es sinónimo de abrirnos a los demás. No mostrarmos nuestra fragilidad porque tenemos miedo de no ser aceptados.
Por eso intentamos no mostrarnos vulnerables. Por eso conocemos a tantas personas que muestran una imagen de sí mismas sin fisuras ni debilidades. Por inseguridad.
 De manera que, como dice Brown, tenemos la vulnerabilidad adormecida: y cuanto más adormecida, más débiles son los lazos con las personas que nos rodean, Sin aceptación de la fragilidad no hay sinceridad, y sin sinceridad, no hay vínculos sólidos. Por eso, esta profesora recomienda tener "el coraje" de mostrarnos como somos, es decir, vulnerables. La sintonía con los demás, el sentimiento de pertenencia, será mayor. Brown ha llegado a la conclusión de que las personas que se sienten más integradas empezaron aceptándose primero a sí mismas y después a las demás. La manera en que tratamos al otro suele ser un reflejo de cómo nos tratamos a nosotros.
Por otra parte, cuando nuestras necesidades sociales son satisfechas, el cerebro responde de una manera muy similar a cuando recibe gratificaciones más tangibles. Las personas que no muestran sus emociones, que son muy rigidas, son más susceptibles de sufrir rechazo social. "No podemos dejar las emociones en la puerta", afirma Silvia Damiano. "Los estados emocionales gobiernan nuestras vidas, influyendo en la manera de pensar, sentir, recordar, actuar y soñar".
Nos resulta mucho más fácil expresar las emociones negativas y, aunque vivimos un momento en que se reivindica la importancia de expresar nuestras emociones, lo que nos da vergüenza sigue siendo un secreto para los demás. Aunque queramos garantías, la vida es vulnerabilidad. Como dijo una vez el actor y director de cine Ciint Eastwood: "Si quieres una garantía, cómprate un tostador".
Gaspar Hernández
Cuanto más abiertos estemos a nuestro propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás"
Daniel Goleman