martes, 5 de abril de 2011

CONFIAR MÁS EN TI MISMO

Creer en uno mismo es confiar en que los propios recursos son suficientes para perseguir nuestros objetivos. Es saber que tenemos probabilidades de éxito pero que, en caso de no lograrlo, superaremos el fracaso. Y, sobre todo, confiar en valorarnos por lo que somos, al margen de los resultados.
La confianza es el sentimiento de que somos capaces de afontar la vida, y de tener una posibilidad razonable de que nuestras acciones se cumplan con éxito o de ser aceptados por los demás. A veces puede ser excesiva, ese exceso de confianza en uno mismo que conduce al orgullo y a la imprudencia. En otras ocasiones, nos falta: dudamos, temblamos, tenemos la impresión de que no lograremos tener éxito o gustar. La confianza es un componente importante de la autoestima, esa mirada que nos dedicamos a nosotros mismos; es la parte dirigida hacia el exterior y la acción. Responde a preguntas como:"¿Soy capaz?", "¿Va a salir bien?!, "¿Lo conseguiré?".
Confiar en uno mismo no es tener la certeza de alcanzar nuestro objetivo sino  de haber hecho todo lo posible para conseguirlo. Y es que lograr nuesta meta no siempre  depende solo de nosotros:
Para aumentar la confianza en nosotros mismos, el primer procedimiento es, sin duda, el de trabajar. Entrenarnos, prepararnos para progresar en el campo en el que deseamos tener éxito. Como decía un célebre golfista: "Cuanto más me entreno, más suerte tengo". Lo mismo sucede con la confianza.
El sugundo procedimiento es el de acallar la crítica interior, esa vocecilla que repite sin cesar:"No lo conseguirás, esto no es para ti, renuncia...".
El tercer procedimiento consiste en pedir regularmente la opinión a los más allegados.Sean cuales sean las críticas que podamos recibir, jamás serán tan negativas como las que somos capaces de dirigirnos nosotros.Y, a menudo serán más interesantes.
El cuarto procedimiento para mejorar la confianza consiste en ser el mejor amigo de uno mismo. Es fundamental que modifiquemos la relación que mantenemos con nosotros mismos, aumentando la tolerancia y la benevolencia.

El quinto procedimiento, paradójico, es el de aceptar la idea de fracaso. Aceptar el fracaso es prever que puede llegar y, si ello sucede, comprender que sobreviviremos.
Finalmente, debemos esforzarnos en dejar de confundir valor y actuación, evitar depender continuamente de la aprobación de los demás o de la consecución de un objetivo y otro. No perdemos nuestro valor por ser menos queridos o por haber fallado en algo. Ni el éxito ni el fracaso revelan la verdad de quienes somos. La vida no es solo una historia de éxitos o de fracasos, es también todo lo que hay paralelamente, fuera de competiciones y comparaciones. Como dice el adagio zen: "Quien consigue su objetivo se pierde todo lo demás". Confiemos, hagamos cuanto podamos y, luego, olvidémonos de todo ello y volvamos a vivir, simplemente, para no perdernos todo lo demás.
Christophe André( Médico Psiquiatra)su ultimo libro  es Los estados de ánimo. El aprendizaje de la serenidad.