viernes, 17 de abril de 2015

CONTROL, CELOS Y WASAPS

Tecleamos unas palabras en la pantalla de nuestro móvil y, en unos segundos, una persona las puede leer aunque esté muy lejos. Pero esta facilidad para comunicarnos trae consigo un peligro, el de querer respuestas inmediatas, y si no nos llegan, imaginar los más oscuros motivos.
Hay que saber que nuestra pareja no tiene por qué contestarnos de inmediato. Quizá tiene otras prioridades en aquel momento y eso no significa que nosotros pasemos a ser secundarios ni mucho menos que ya no nos quiera. Quizá sería recomendable ver estos mensajes como antes veíamos los SMS (que ahora nos parecen prehistóricos. Un mensaje que el otro respondía cuando podía. No tenía por qué contestar al instante y tampoco se terminaba el mundo si no lo hacia. Lo mismo que pasaba con las cartas en un pasado que también parece remoto: no ocurría nada si tardaba uno días o incluso semanas en llegar a casa. !Qué tiempos aquellos¡ La diferencia es que con WhatsApp puede aparecer”la carta” en cualquier momento inesperado, con lo cual nos pasamos el día consultando ansiosamente el teléfono, a ver si por fin llega la felicidad.
Gaspar Hernández