miércoles, 6 de noviembre de 2013

LAS PAUSAS DE LA VIDA

Se dice que lo que da identidad a la música no es la sucesión de notas, sino las pausas que encierra. Las pausas son esas milésimas de segundo, cuando desaparecen las vibraciones de una nota, antes de que aparezca otra, en las que hay un minúsculo espacio de tiempo sin sonidos. La música toma su carácter en estos mágicos intervalos y es en estas pausas inapreciables donde se apoyan las notas y le infunden alma. Lo mismo ocurre con las pequeñas pausas de la vida.
A menudo se vive inmerso en la vorágine de una rutina diaria, siempre con prisas y corriendo, sin tiempo libre, repleta de obligaciones de las que no nos podemos abstraer. La mayoría de días están dedicados a un sinfín de actividades que nos hacen olvidarnos de nosotros mismos. En esta rutina es preciso detenerse, concederse un tiempo, acaso basten unos minutos para descubrir nuestra esencia extraviada. No necesitamos permiso de nadie para hacer una pequeña pausa o dibujar un paréntesis. Hay que saber poner distancia y prestar atención a lo que nos rodea. No es necesario hacer nada importante : contemplar el cielo, observar a través de la ventana, o escuchar las gotas de lluvia tras los cristales. Esos diminutos momentos de abstracción y de ensimismamiento son, al igual que en una pieza musical, los que dan sentido a la vida y sirven para retomar la rutina.