Cuando somos conscientes
de cómo nos comunicamos, vemos los tics del lenguaje o los
prejuicios con que a veces teñimos la realidad. Las palabras, y
sobre todo la escucha atenta, brindan un campo inmenso de
posibilidades para cultivar lo mejor de uno mismo.
Cada persona es un mundo
en sí misma y a la vez está unida a las otras. Esto implica que
para disfrutar de relaciones armoniosas es necesario que reine la paz
en nuestro interior. "Sé tú el cambio que quieres ver en el
mundo", dijo Gandhi. Tratarse a uno mismo de una manera
diferente a la habitual supone un acto revolucionario. ¡Miremos cómo
nos hablamos cuando actuamos de una manera que no nos gusta! ¡Con
qué estrechez de miras podemos percibir entonces las situaciones!
Por eso es tan importante aprender a cultivar un actitud de escucha y
de comprensión auténtica.
PILAR DE LA TORRE