miércoles, 3 de abril de 2013

AYUDAR A UN AMIGO

Hace unos dias mantuve una conversación con un viejo amigo. Noté que estaba raro. De vez en cuando protestaba. Lo malo es que los gritos eran "silenciosos". Decía sin decir. Pensé que teníamos que mantener en privado una larga conversación. Lo animé a que hablase y que confiara en mí. Y lo hizo ¡Ya lo creo que sí ! Fueron muchos reproches.
 Me sentí tremendamente desconcertado. Entre otras cosas, me comentó que no lo llevaba a sitios y que su vida era muy gris. Estaba aburrido de salir solo al parque y, ya allí, quedarse sentado en un banco mirando el bullicio de otros. Dijo que quería dar largas caminatas, ver el mar, las gaviotas, patear las calles, ir a nadar.... Con voz pesarosa me comentó que quería respirar a pleno pulmón, el aire fresco de la mañana y la brisa del mar. Confieso que me quedé anonadado por sus comentarios y reproches. Decidí hacer caso de sus ruegos y peticiones. Desde entonces salimos a dar largos paseos por  la orilla del mar. Dejo que respire aire puro. Al fin y al cabo es el dueño  de mi tiempo. Le voy a suplicar que sea benévolo conmigo y que ese tictac, tictac que marca las horas de mi vida se prolongue en el tiempo... ¡Mi querido corazón !