martes, 18 de diciembre de 2012

LAS VENTANAS DE DIOS

Creo que la felicidad tiene que ver con el reposo. Tendremos que recuperar quizá el placer de la lentitud, de la dulce ociosidad de los paseantes de antaño, de los que, como reza el proverbio checo, "contemplan las ventanas de Dios". Hemos convertido la ociosidad en desocupación, y ésta nos frustra. En nuestros días, el desocupado se siente frustrado y se aburre, y constantemente busca aquello que le falta; vuelve, entonces,  a estar ocupado en una búsqueda sin fin. En cambio, "los que contemplan las ventanas de Dios"-como dice el escritor de Brno- no se aburren; son felices.
Suele ocurrir que nos damos cuenta de que somos felices cuando nos detenemos -no en sentido físico, sino espiritual-, cuando observamos estas ventanas miramos dentro y vemos luz. Por desgracia, muchas personas viven a oscuras y buscan la luz fuera, sin percatarse  de que para observar fuera, deben iluminarse por dentro.