miércoles, 16 de mayo de 2012

CONECTAR CON EL PLANETA

La tierra es mucho más asombrosa de lo que pensábamos. La hipótesis Gaia, que comprende el planeta que nos acoge como un sistema interconectado y con vida propia, hace que nos cuestionemos nuestro lugar y nuestra responsabilidad en el mundo. Así, conectar con el planeta se conviete en una parte fundamental de la transformación humana.
En una famosa carta, san Bernardo de Claraval escribía: "Créeme, he descubierto que encontrarás mucho más en los bosques que en los libros. Los árboles y las piedras te enseñarán lo que nunca aprenderías de ningún maestro". Somos parte de una red compleja y sutil que incluye todas las formas de vida del planeta, una red que no hemos tejido y que no podemos entender plenamente, su magia desborda nuestra comprensión.
Un aire fresco y renovador inunda nuestro pequeño mundo individual cuando nos abrimos a la red de la vida que nos rodea. Podemos hacerlo adentrándonos en un bosque, abarcando con la mirada la amplitud del horizonte, viendo un cielo en cada flor y un mundo en cada grano de arena o contemplando desde la costa cómo las aguas transforman la luz del sol en destellos de diamante... sintiendo cómo el planeta nos sostiene desde el suelo, nos abraza desde los puntos cardinales y nos cubre con el manto de la atmósfera.
Durante milenios, nuestros antepasados sintieron que el conjunto del planeta era algo vivo; la Madre Tierra, la Pachamama. Leonardo de Vinci, que no solo fue un genio del arte sino también de la ciencia, vio importantes analogías entre el cuerpo del planeta y el organismo humano. Leonardo señaló que el agua que circula en múltiples ciclos  por el planeta equivale a la sangre que circula por nuestras venas, que las rocas son los huesos del planeta. que el suelo que pisamos es su carne y que el ritmo de las mareas oceánicas equivale al ritmo de nuestra respiración. En  los últimos siglos la ciencia aparcó estas ideas e intentó explicar el mundo como una gran máquina, compuesta de alementos separados e inertes y regida por leyes matemáticas. Pero a menudo sentimos que las fórmulas y explicaciones académicas solo dan cuenta de una pequeña parte de lo que encontramos en bosques, montes, ríos y mares.
Conectar con el planeta es esencial para la transformación que nos pide nuestro tiempo. Y al conectar con el planeta, conectamos con nosotros mismos: descubrimos que no acabamos en nuestra piel, nos abrimos a una realidad más amplia, encontramos un yo má profundo y sabio.
Cada uno es un microcosmos en resonancia con el conjunto de lo que existe. tu cuerpo y tu mente son microcosmos de la tierra y del universo. Y, por ello, cuidar de la tierra es cuidar de nosotros mismos.
Jordi Pigem (autor de Valores para un mundo en transformación)