miércoles, 29 de febrero de 2012

TENER MENOS, SER MAS

Cada vez se hace más necesario revisar nuestras prioridades vitales. Distinguir entre necesidades y deseos, dar menos importancia a los bienes materiales y más a los espitituales -el tiempo, las relaciones, la contemplación-,es el camino hacia un mundo más humano y una vida más plena.
Se trata de una forma de vida má simple, pero menos significativa. Una vida en la que nuestras necesidades son tenidas en cuenta antes que nuestros deseos.
Como la función del deseo no es satisfacer sino desear, siempre habrá uno nuevo. Tendremos que trabajar más para ganar más, para endeudarnos más, mientras más y más se desea. Y, así, crecerá también la insatisfacción porque, corriendo detrás del deseo, dejamos de lado la tarea de responder a preguntas esenciales que a todos nos aguardan aunque nos hagamos los distraídos. Por ejemplo:¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué he de hacer, cómo, con quién  y de qué manera he de vincularme, con qué valores y de qué modo, para descubrir ese sentido? ¿Qúe necesito para vivir de esa manera? ¿Qué cosas de las que necesito están en mí, cuáles debo desarrollar, cuáles pedir y a quién?.
Hasta donde conozco, las respuesta a estas pregunta existenciales no se relacionan nunca con el tener. No es lo que tenemos, ni cuánto tenemos, lo que nos hace ser quienes somos y descubrir el sentido de nuestra existencia. Si priorizamos nuestras necesidades ante nuestros deseos, deberemos correr menos en el inútil intento de llenar un barril sin fondo. Acaso podamos trabajar menos y mejor en una labor cuyo sentido no sea solo económico, sino que permita florecer nuestras capacidades más personales y profundas. Tendremos menos urgencias materiales que atender y más tiempo para nuestras relaciones, afectos y vocaciones. Cuando dejamos de vivir para tener, podemos empezar a descubrir lo que necesitamos tener para vivir. No para subsistir sino para desarrollar una existencia con sentido.
Sergio Sinay