¿No te has preguntado alguna vez la
razón por la que has conocido a ese alguien tan especial? Muchas veces
hay gente que piensa que es porque tiene que pasar, que es un mecanismo
que tiene la vida para ayudarnos a alcanzar nuestras metas. En
definitiva, parece ser ley de vida conocer a alguien especial en
nuestras vidas. Lo más curioso es que nunca sabremos de antemano si la
persona que acabamos de conocer es aquella que nos va a ayudar a dar un
paso importante en nuestra vida. A pesar de esto, todo tiene una razón.
No creo que esta esté dictada por la Divina Providencia o por un ente de
similar naturaleza. Pero, cada uno de los elementos que componen
nuestro entorno, incluso nuestra misma praxis esconde una razón de la
que, en la mayor parte de las veces, no somos conscientes.
Por otro lado, siempre hemos pasado por
situaciones bastante embarazosas que hasta nos pueden llegar a parecer
injustas e innecesarias pero, si huimos de estas dificultades que la
Vida nos plantea, no estaremos llevando a cabo nuestro cometido más
importante: autorrealizarnos como personas. El hecho de tener que pasar
por situaciones humillantes y desagradables responden a un factor ya
citado: el hecho de que todo tiene una razón. En verdad, achacar todos
los sucesos que ocurren en el devenir diario de nuestra existencia a
otros factores como la suerte o la casualidad es una irresponsabilidad
por nuestra parte pues no estaríamos siendo conscientes de nuestras
posibilidades, al igual que si nos escondemos de las numerosas pruebas a
las que nos somete la vida. Sin estas “pruebas” nuestra vida sería un
camino de rosas y, por tanto, no tendría sentido vivirla pues el
componente que realmente ha de estimular nuestras ganas de vivir es el
enriquecernos y curtirnos conforme vamos lidiando con los distintos
retos que nos propone la vida.
Otro punto que tenemos que tener en
cuenta es que debemos aprender tanto de las malas experiencias como de
las buenas pues esto nos hace mejorar como personas y también porque en
la vida hay trenes que pasan solamente una vez y, si no llegamos a
tiempo, podemos perderlos para siempre. Por eso pienso que la vida es
algo que hay que vivir desde el mismo momento en que tenemos uso de
razón hasta que llegamos al ocaso de nuestras vidas.
“Vive la vida minuto a minuto, y encontrarás en cada uno de ellos un motivo por el cual conducirte en la forma correcta”.