Nos pasamos por la vida sin mirar, y cuando miramos, lo hacemos siempre hacia el mismo sitio. Centramos nuestra atención en las mismas cosas. Siempre metidos en nuestra rutina cotidiana. Y mientras tanto nos perdemos todo lo demas... Hay veces que los árboles no te dejan ver el bosque, pero si lo encuentras, solo tienes que elegir cuál camino escoger, su nombre, DESTINO.
domingo, 7 de noviembre de 2010
La autoestima reside en el centro de nuestro ser. No depende de la admiración de los demás, ni de la erudición, el matrimonio o la maternidad, ni de las posesiones, las conquistas sexuales o la cirugía estética. Son cosas que pueden ayudarnos a sentirnos mejor de forma temporal. Pero la comodidad no es autoestima. La autoestima es una experiencia íntima; un crecimiento que puede comportar riesgo y sufrimiento, pero que ofrece una gran recompensa: el orgullo de ser aquello en lo que hemos decidido convertirnos.